Les nostres recomanacions i propostes
Ressenya
Camille de Toledo
Historia del vértigo
Per Autor convidat
4.6.2014
Jean Baudrillard
En 2012, Alpha Decay publicó En época de monstruos y catástrofes, tomo primero del libro de los Estratos, la ambiciosa tetralogía en la cual Camille de Toledo pretende excavar en la ficción novelesca para hallar «no la imagen primera y originaria, sino el vértigo de una historia que esconde otra historia como las muñecas rusas». En la primera novela, la capa más superficial y evidente de los Estratos, presenta una ciudad al noroeste de Dallas, reproducción a escala de París, con el Arco de la Défense, los Inválidos, el Pont Neuf o la Torre Eiffel coronada de un gigantesco sombrero texano. Un París-simulacro para turistas recreado a la manera de Disneylandia o Las Vegas en el cual «máquinas-personajes» pueblan el espacio ficcional diseñado por «obreros especializados del texto». Artificio y ciudad que remiten inevitablemente a Baudrillard, quien en Cultura y simulacro planteaba que «Disneylandia no es ni verdadero ni falso, es un mecanismo de disuasión puesto en funcionamiento para regenerar a contrapelo la ficción de lo real. Degeneración de lo imaginario que traduce su irrealidad infantil». Entre las costuras de este delirante engranaje novelístico, el narrador interpela constantemente al lector para coaccionar sus apreciaciones, a la vez que juzga y conduce las acciones de sus personajes en un intento de satirizar la sociedad globalizada y neurótica del siglo XXI.
Historia del vértigo es el segundo tomo de la tetralogía en el que Camille de Toledo prosigue su arqueología de la ficción, descendiendo esta vez al primer estrato, en que se muestra la genealogía ficcional de uno de los personajes clave de En época de monstruos y catástrofes. Dividida en tres movimientos, la novela rastrea el pasado de Cheyenne –el terrorista de Estratos I– mediante un desordenado intercambio de e-mails, esbozos del guión de una película en constante modificación, notas de productores y público y mensajes entre los guionistas y realizadores. Camille de Toledo cava en su propia ficción y descubre las piezas de un rompecabezas que conforman el origen de Cheyenne, fundamentado únicamente en los planteamientos creativos e intereses de un puñado de profesionales del guión. Lo real aquí se produce como propone Baudrillard en su obra: «a partir de células miniaturizadas, de
matices y de memorias, de modelos de encargo y a partir de ahí puede ser reproducido un número indefinido de veces». Con el concepto de lo hiperreal, Baudrillard supo atisbar que en la posmodernidad los signos de lo real suplantan a lo real, siendo esta una «forma ideal de la simulación: derrumbamiento de los polos, circulación orbital de los modelos».