El yogur es un alimento muy común que está presente en casi todas las dietas. Es adecuado para todos, y se obtiene a través de la coagulación y acidificación de la leche por Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, dos bacterias que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico. Se dice que el yogur fue creado por primera vez por accidente: la leche se dejó en el fuego en una bolsa de agua elaborada con tripas de animales y cambió drásticamente en consistencia y sabor. Se hizo tan popular que desde la antigüedad hasta el día de hoy sigue seduciendo a paladares de todo el mundo! Más fácil de digerir que la leche animal (de vaca, oveja, cabra o de búfala) la leche sin lactosa (soja, avena, mijo y de almendras), es muy útil para mantener una flora intestinal equilibrada. Ofrece multitud de ventajas que no terminan aquí: es baja en calorías, fácilmente asimilable por el organismo, rica en calcio (en forma de lactato), fósforo, potasio, zinc y vitaminas PP, A y el grupo B. Por lo tanto, es un componente importante de una dieta; Sin embargo, lo mejor es elegir yogur natural, es decir, sin adición de azúcar, y si es posible, también orgánico.