Los textos narrativos de carácter oral -el etnotexto-, constituyen el patrimonio inmaterial de los pueblos, maltratado y fragilizado por la globalización. Gabriel Janer Manila, en los ocho ensayos que componen esta obra, se ocupa de rastrear la poderosa participación del lenguaje en la construcción del imaginario colectivo en la medida en que da forma a la irrealidad, pues toda pedagogía del lenguaje es también pedagogía de la imaginación. El autor aboga por convertir ese bagaje inmaterial de memoria en un objetivo de conocimiento. Su capacidad energética, que favorece la creatividad humana y es un estímulo para los juegos del lenguaje, puede crear comunicación pero también sensibilidad y emociones.