La reflexión del hombre acerca del mundo y de la vida es tan antigua como la humanidad, pero cuando en el siglo V a.C. Tales predice un eclipse nace una nueva disciplina que más tarde se llamaría filosofía. Con la reflexión (logos), el pensamiento deja de apoyarse en relatos mitológicos sobre los dioses y en la personalización de las fuerzas de la naturaleza, y se vuelve sistemático, racional. Ya había razón en el mito (si no Ulises no podría haber burlado al cíclope, como cuenta Homero en la Odisea)… y todavía habrá mito en la razón (si no Platón no podría explicar la inmortalidad del alma). De todos modos, con el nacimiento de la filosofía hay un cambio en las exigencias, en los métodos, en las formas de explicar el hombre y el mundo. Las grandes inquietudes de los hombres: qué es el ser, cuál es la naturaleza del conocimiento, cómo alcanzar la felicidad… comienzan a tratarse filosóficamente. Este paso hacia la razón pudo ser dado gracias al advenimiento de la polis (polis no como ciudad, sino como la forma de organización social) y al ocio de las clases dominantes, que disponían de tiempo libre para filosofar.