Recorridos

Sören Kierkegaard

La desesperación como enfermedad existencial. En ocasión del bicentenario del nacimiento del autor

Copenhague, 1813 - Copenhague, 1855

"Mi vida ha sido llevada hasta el extremo; me asquea la existencia, es insípida, sin sal ni sentido. Aunque me sintiera más hambriento que Pierrot, no estaría dispuesto a engullir la explicación que los hombres ofrecen. Uno clava el dedo en la tierra para percibir en qué país está, pero hunde el dedo en la existencia- y no huele a nada. ¿Dónde estoy? ¿Qué quiere decir mundo? ¿Qué significa esta palabra? ¿Quién me ha introducido en todo esto y me ha dejado abandonado aquí? ¿Quién soy yo? ¿Cómo he venido al mundo? ¿Por qué no fui preguntado, por qué no se me hizo conocer las costumbres y convencionalismos, sino que se me situó en la fila como si hubiese sido comprado por un comerciante de almas? ¿Cómo me he visto interesado en esta gran empresa que se llama realidad? ¿Por qué he de estar interesado? Kierkegaard, Sören, La repetición.

Kierkegaard ha llegado a nosotros, tal y como él mismo pronosticó, a través del estremecimiento que provoca el pathos que reina en sus obras y cuyo clímax podría situarse en Temor y temblor. Aunque no puede usarse siempre como principio metodológico, a veces se da que la vida del hombre se refleja en la palabra del pensador entre sombras y distorsiones. Así parece ser el caso de Sören: nadie como él vivió la angustia, la desesperación que anida en la raíz de la existencia. Marcado por desgracias familiares se volcó en su obra y en el mensaje que, a través de su propio aleccionamiento ejemplar, se sentía llamado a legar para la educación del resto de los hombres. Su paso por este mundo se asemeja a una macabra 'repetición' de algo que él mismo dijo, pues pasa por los tres estadios éticos que describió como formas de vida alternativas. Él las vivió todas. Primero: el esteta y el seductor, la inmediatez y la ebriedad de sensaciones tal y como magistralmente se cuentan en el Diario de un seductor. Segundo: el amor conyugal por su amada Regina Olsen, a quién dejó repentinamente con el propósito de cumplir con una misión más profunda. Tercero: el estadio de vida religioso, el amor por Dios y la reconciliación con él, el enfrentamiento con las instituciones eclesiásticas que dominan la última parte de su corta vida. Leerlo y quedar impresionados son una y la misma cosa.