Recorridos

Javier Marías

O la literatura vista como un juego de espejos

Madrid, 1951

Cada vez son más los escritores que merodean, como fantasmas, entre los huecos de sus propias palabras. Duplicándose en personajes literarios, invitan al lector a un juego de simulacros caracterizado por esa mezcolanza tan propia de la posmodernidad. Realidad, ficción, biografía, historia, reportaje periodístico, poesía..., todo género narrativo es válido para dejar constancia de la crisis representacional por la que hace tiempo que pasamos. Javier Marías -novelista incansable, ensayista compulsivo y cinéfilo empedernido- es uno de los ejemplos paradigmáticos de este tipo de escritura autorreflexiva y metaliteraria. "No soy el primero ni seré el último escritor cuya vida se enriquece o condena por causa de lo que imaginó y escribió", apunta el escritor madrileño en Negra espalda del tiempo dando así cuenta de los inevitables vasos comunicantes que se establecen entre la literatura y la vida.

Hijo del filósofo Julián Marías, Javier Marías se inició a la literatura de bien joven, concretamente con Los dominios del Lobo (1971), escrita con apenas dieciocho años y apadrinada por Juan Benet. Sin embargo, su consagración definitiva como escritor no llegaría hasta la publicación de Corazón tan blanco (1992) y después de haber publicado obras de gran calidad como son El hombre sentimental (1986) o Todas las almas (1989). Después de esta novela sobre la irreversibilidad del saber, la bibliografía -y la fama- de Marías ha ido creciendo a pasos agigantados con la publicación de novelas y recopilaciones de ensayos, entre los que también cuenta su autobiografía en tres volúmenes Tu rostro mañana.