Recorridos

El arte de los premios franceses

La memoria del siglo XX a través de las dos novelas francesas mejor premiadas

Curiosamente -o no-, los Premios Goncourt y Renaudot de este año han recaído ambos dos en novelas testimoniales, en las que, a través de un personaje a caballo entre la ficción y la realidad, los autores aprovechan para escribir un fresco histórico-cultural de la segunda mitad del siglo XX.

La sorprendente primera novela de Alexis Jenni (1963), -un fenómeno editorial comparable al que protagonizó Jonathan Littel con Las benévolas en su momento-, de inspiración tolstoiana, recorre el periplo de Victorien Salagnon, un artista-soldado, combatiente en Indochina y en Argelia, para, de esta manera, componer una sinfonía de personajes franceses que basculan entre la heroicidad y el patetismo.

L'art français de la guerre ha logrado el Goncourt 2011 por encima de la historia irlandesa -IRA incluída- Retour à Killybegs, de Sorj Chalandon (Grasset); Du domaine des Murmures, de Carole Martinez (Gallimard), donde la autora elabora una trama histórica a través de un episodio de mística femenina; y La belle amour humaine, de Lyonel Trouillot (Actes Sud), una novela de aires coloniales en el Haití contemporáneo en la que una chica francesa investiga su pasado familiar.

El libro de Carrère, Limonov, está compuesto por nueve capítulos. Nueve capítulos a través de la República Soviètica de Ucraína, desde el 1943, el Moscú comunista, la Nueva York de finales de los setenta, el París de los años ochenta y nuevamente los países del este de Europa, ahora ya en la era postsoviética, hasta el 2003, capítulos que sirven a Emmanuel Carrère para, a través de la mirada de este personaje nómada, llevar a cabo un interesantísimo ejercicio de arqueología cultural e histórica desde la Segunda Guerra Mundial hasta el momento actual. Limonov, matarife en Ucraína, vagabundo y después criado de un millonario en los Estados Unidos, escritor en París, y dirigente de un partido político de jóvenes desesperados, es la voz cantante del concierto desde el cual el autor lleva la batuta a través de la historia, la literatura, el arte y la política del siglo XX.

Ambos dos, pues, libros testimoniales, vademécums de la historia del siglo pasado, memoria vista a través de personajes que bien podrían haber sido reales, que bien podrían serlo, de hecho. A caballo entre la realidad y la ficción, en un estimulante ejercicio de historia narrativa, el experimentado Carrère y el primigenio Jenni pueden estar orgullosos de sus respectivos y merecidos premios literarios franceses de otoño.