Recorridos

De zorros y erizos

Síntesis, cánones, listas

Isaiah Berlin hablaba de dos tipos de autores, siguiendo un proverbio clásico de Arquíloco: los 'autores erizo' y los 'autores zorro'. Según esta teoría, los autores zorro serían los que siguen muchos objetivos al mismo tiempo, ven el mundo en toda su complejidad, están siempre difusos, moviéndose en diferentes planos, y sin integrar sus ideas en una visión unificada; los autores erizo, por el contrario, simplifican la complejidad del mundo en una sola idea que unifica y guía todo lo demás: reducen los retos y los dilemas en ideas simples, y desechan todo aquello que no tiene que ver con estas ideas. Cuando los zorros y los erizos se enfrentan, siempre grana el erizo. Como ejemplo de erizos -los que todo lo ven desde la óptica de una idea- ponía a Platón, Lucrecio, Dante, Pascal, Hegel, Dostoevsky, Nietzsche, Ibsen, o Proust; los zorros -los que dibujan su mundo a partir de un amplio abanico de experiencias y para quienes el mundo no puede ser reducido a una simple idea- serían, por ejemplo, Herodoto, Aristóteles, Erasmo, Shakespeare, Montaigne, Molière, Goethe, Pushkin, Balzac o Joyce.

Sin ánimo de ponernos excesivamenet metafóricos, parece que podríamos jugar a, entre los libros de teoría y crítica existentes, elaborar una división siguiendo esta idea del célebre Berlin. El reciente éxito editorial, sutil y todavía un poco minoritario, del libro de Javier Aparicio El desguace de la tradición (motivo incluso de un monográfico en un programa cultural catalán de hondo calado), nos sirve de excusa para preguntarnos por el alcance de este tipo de libros, y el peligro que corren: ser sólo adquiridos por un público directamente relacionado con la literatura. No hace falta ser profesor universitario, editor o escritor para jugar al erizo y el zorro. Más allá de los libros de listas que simplifican la realidad en exceso elaborando un vademécum de lecturas como si fueran medicinas -vale, de acuerdo, a veces lo pueden ser-, hay dos tipos de libros de teoría y crítica literaria que queremos englobar en este recorrido: autores que, con audacia y acierto, hablan de otros escritores que les interesan y que de ese modo, mostrando afinidades electivas, definen también su propio estilo. Sería el caso de Doctorow y sus Creadores o de John Carey con su Puro placer (subtitulado, por cierto, "Los 50 libros más apasionantes de la literatura extranjera del siglo XX"); está también David Lodge con su famoso The art of Fiction, un libro apasionante en el que el autor inglés explica -y ejemplifica con enorme audacia- una serie de figuras retóricas básicas para entender la literatura de todos los tiempos.

Sería injusto decir que estos son los 'teóricos zorro' y que los 'teóricos erizo', entonces, son los que desarrollan a partir de una idea, con referencias a autores varios, por supuesto, una teoría literaria potente y suficientemente autónoma como para convertirse en una poética. Sería injusto porque, al fin y al cabo, en su libro, Aparicio hace referencias constantes y transversales a varios artistas del siglo XX, y porque el muy eminente Claudio Guillén y su infinita sabiduría -Múltiples moradas o Lo uno o lo diverso- son también la síntesis de muchas tramas y muchos bosques recorridos. Quizás al final exista el libro en el que la batalla de la fábula del zorro y el erizo se mide en igualdad de condiciones, constantemente. Una pugna siempre inacabada, siempre abierta, como la capacidad para establecer relaciones e influcencias, en la que Harold Bloom, por supuesto, también vigila desde su fortaleza inglesa, y que, sin más, es un canto a y una fiesta de la literatura.