Recorridos

¿Traduttore traditore?

Puentes

Desde que el hombre es hombre tiene una imperiosa necesidad de darse a entender, de comunicarse. Quizás arropada por un escaso aparato teórico, la traductología parece ser la hermana pobre de todas las disciplinas lingüísticas y, en cambio, una de las más bien consideradas por escritores, lectores, y, en defintitiva, literatos en general.

Cuando una traducción es buena, parece que no hace falta destacarlo y, en cambio, muchos críticos suelen destacar una mala versión. Y aunque quizás sea justamente esta la intención del traductor -pasar cuanto más desapercibido mejor- queremos juntar aquí una serie de libros que tratan la cuestión no sólo con el debido respeto, sino con la profundidad necesaria.

Al fin y al cabo, la traducción bien podría ser una forma de la hermenéutica, un modo de comparar literaturas. La traducción entendida no sólo como un medio que nos permite acceder a la literatura escrita originalmente en un idioma que no podemos leer, sino como una presencia literaria concreta que nos ayuda a conocer, a percibir desde un ángulo distinto, a atribuir nuevo valor a la obra literaria. De este modo, los canales de emisión y recepción, a través de una buena traducción, de la traducción bien entendida, es un acto literario también, que se acerca a la interpretación crítica y que destapa nuevos abismos llenos de sentido a la creación textual.