Recorridos

Esto sí es miseria

Campo semántico de la pobreza

Tolstoi dejó dicho que todas las familias felices son iguales, y que las infelices lo son cada una a su manera. Pero ¿qué pasa con las miserables? ¿Las familias pobrísimas, redundantes de miseria, obstinadas en sobrevivir?

¿Y si además fuese el ser -en principio- más incapaz, más débil, más condicionado, el niño, quien explica las vicisitudes de los suyos y de él mismo por sobrevivir? He aquí una serie de cantos a la desesperación desde los cuales la imaginación se dispara. El palimpsesto de la miseria, una lucha obstinada. Una extraña mezcla entre la resignación más radical y la lucha más triste: aferrarse a la realidad sin morir. Novelas o relatos autobiográficos llenos de imaginación, capacidad y lucha, en los que los protagonistas explican retrospectivamente cómo consiguieron sobrevivir en los momentos en los que todo les iba mal.

Las novelas de este recorrido conjugan, en definitiva, dos debilidades, sublimadas a través de la experiencia literaria: la pobreza de las vidas descritas y la condición infantil de sus protagonistas. Los relatos en primera persona, reales, autobiográficos, toman pleno sentido una vez conocidos los recorridos vitales de las voces que nos hablan. Como un periplo de dignidad culminada, para ganarse el respeto y la salida de la marginalidad.

Miseria a veces sublimada a través de la imaginación, a veces equilibrada por una expresión ansiosa del deseo, o una cierta capacidad para probar lo que más alejado podría quedar de la vida normal; una manera de extradirse, sentirse fuera de sí mismo, superar el miedo. Aquí no hay formación porque la única formación que cuenta es la de la supervivencia. Antibildungsroman. Relámpago y tinibela. Los ojos brillantes de hambre y desesperación. Esto sí es la miseria.