En Florencia, un grupo de jóvenes pintores, emprende hacia 1855, la búsqueda de un arte nuevo. Persiguen lo verdadero en el arte mediante la práctica de la pintura al aire libre, oponiéndose frontalmente a la enseñada y llevada a cabo en la Academia. Inspirados en el paisaje toscano, crean obras de pequeño formato pero concebidas con la monumentalidad de las grandes pinturas de Historia. El uso de la madera y de los formatos marcadamente apaisados nos remiten a obras del Trecento y Quattrocento toscano, demostrando así no ser ajenos a la tradición artística local. Desposeídos de la visión del realismo social, captan la vida rural, sencilla y sincera, de un modo solemne y elegíaco. Su técnica de yuxtaposición de manchas de color, les permite captar los contrastes lumínicos de un modo innovador, simplificando la visión tridimensional mediante la reducción de las formas a su esencia geométrica. Conocidos despectivamente como Macchiaioli ("manchistas") abanderan uno de los capítulos más brillantes de la modernización y renovación de la pintura europea, adelantándose en buena medida a las prácticas y teorías preconizadas por los impresionistas franceses.

Desde 1852, el Caffé Michelangelo se convierte en punto de encuentro para los macchiaioli, donde junto a viajeros y otras personalidades de la cultura, y en torno a la figura del crítico y mecenas Diego Martelli, discuten no sólo sobre arte sino también de política. Comprometidos con los ideales políticos de la unificación italiana, sus pinceles inmortalizarán las contiendas del Risorgimento. Su mirada al conflicto, en el cual muchos de ellos participaron, lejos de ser heroica, está llena de valentía y desencanto fijando la atención en los valores estrictamente plásticos más que en la retórica belicista. A partir de 1860, dejan atrás la fase de experimentación de la macchia y el patriotismo exaltado para retirarse a Piagentina. Allí, plasman la intimidad de la tranquila y elegante intelectualidad burguesa, aquella que los macchiaioli consideraban como el modelo social para la recién nacida nación italiana.

Destacaron entre este grupo de pintores Giovanni Fattori, Silvestro Lega, Telemaco Signorini, Giuseppe Abbiati, Giovanni Boldini, Odoardo Borran o Cristiano Banti.