En Malos consejos para jóvenes artistas, Manuel Saiz, artista, explica lo que cree que sabe sobre el arte, sobre su propia práctica y sobre el mundo en general. El libro está compuesto por trescientos párrafos cortos independientes, y cada uno de ellos expresa una idea que revela un aspecto de la relación del arte con el mundo. Están enlazados de tal forma que van cercando al objeto que definen, éste del arte, en una presa cada vez más estrecha, pero sin llegar a nada concluyente. Así, muchos de los pensamientos contenidos en el libro son paradójicos, contrarios a la intuición, y tienen vocación más de sembrar dudas que de establecer puntos de amarre. Son malos como consejos porque no sirven para nada práctico, aunque quizá puedan ofrecer un poco de compañía a los que caminan por el mismo paisaje.