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Matt Zoller Seitz

The Wes Anderson Collection

19.05.2014
He aquí un universo repleto de tenistas, adolescentes existencialistas y boy scouts, de ralentíes elegantes y sofisticada nostalgia, donde la soledad es la más común de las enfermedades y las relaciones familiares están inevitablemente quebradas: he aquí el universo de Wes Anderson. Perfilado con ocho largometrajes que funcionan como ocho microcosmos (desde la iniciática Bottle Rocket, 1996, hasta la inminente Gran Hotel Budapest), este es un universo habitado por soñadores y perdedores, protagonizado por adultos aniñados con aspecto de Bill Murray, zorros que hablan y otras especies en extinción: personajes que nos recuerdan lo común que es ser extraordinario.
Pero si el universo de Anderson es reconocible por sus personajes melancólicos, lo es aún más por la construcción estética de sus espacios. Mundos condensados en maquetas y casas de muñecas, mundos limitados
y limitantes –institutos, campamentos, submarinos y hoteles–, filmados desde una frontalidad que agudiza la sensación escénica. Una construcción que persigue el efecto de representación, que pone de manifiesto los mecanismos del propio dispositivo cinematográfico y que es, como afirma Michael Chabon en el prólogo del libro, un enorme acto de honestidad: «argumentaría que el artificio, expresado abiertamente, es la única autenticidad verdadera a la que un artista puede aspirar». He aquí entonces, con este formidable libro, un perfecto resumen de este universo, un paseo por las particulares fábulas modernas que son los films de Anderson.
 
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